No siempre es la solución, pero el encefalograma plano que muestra este Sevilla, si tiene algún remedio, únicamente pasa por el cese fulminante del entrenador sevillista más apático y menos implicado de los últimos tiempos.
Es cierto que teníamos, y seguiremos teniendo por lo que resta de temporada, cinco bajas (Navas, Rakitic, Cáceres, Navarro y Alexis) que contribuyen grandemente al estado actual de la situación; aún así, no puede ocultarse que la imagen mostrada por nuestros profesionales en el segundo tiempo del Reyno de Navarra se acerca, hasta casi mimetizarse, con la de un claustro de ursulinas, sin madre superiora que les guíe, siquiera espiritualmente, en medio de once hombres de raza con ideas claras y desbordante testosterona en defensa de unos colores, los rojillos, que, a esas horas, despintaban hacia un descenso con el que vienen jugueteando en exceso últimamente. Si las citadas bajas no pueden suponer una disculpa general y si a ellas sumamos las seguras ausencias, para el trascendental partido del domingo, de Medel, expulsado ayer, de Zokora, que vio la quinta amarilla, y las casi seguras de Fazio y Sergio Sánchez, también lesionados en Pamplona, el panorama se presenta absolutamente desolador. Además, habrá que seguir la evolución de Negredo -"chapeau para el vallecano"- y de Perotti que terminaron el encuentro con problemas musculares.
¿Qué pudo ocurrir en ese vestuario tras el primer tiempo? ¿podemos imaginar el discurso, las consignas, lo que allí se habló? El máximo responsable de encajar el gol que metía en el partido, tras el descanso, a un desahuciado Osasuna no puede ser otro, amén de un blandito y lentísimo Bernardo, que el técnico jiennense, un entrenador que -curiosamente así lo mostraban las imágenes- durante el primer tiempo parecía confirmar que, aunque en escaso porcentaje, corren -mejor, discurren lentamente- algunos glóbulos rojos por su torrente sanguíneo.
El partido del domingo se antoja definitivo; mejor dicho, los partidos del domingo (Sánchez Pizjuán y La Romareda) marcarán el inmediato futuro del Sevilla Fútbol Club. Sólo un resultado superior del Sevilla sobre la Real al que obtenga el Español sobre el Zaragoza, aseguraría, al menos, la séptima plaza liguera. Pensar en que este equipo pueda obtener siquiera un empate en la última jornada en Cornellá es hoy por hoy una utopía. Es por ello que debemos confiar más en la respuesta que los aragoneses -se juegan la supervivencia- le den a los periquitos que la propia ante el conjunto vasco que llega con los deberes hechos.
Lo que parecía en las previas un mal resultado de los españolistas ante el Valencia acabó convirtiéndose en óptimo frente al resto de rivales que luchan por la Europa League y en esa lucha no puede estar ni un minuto más el actual técnico; parece claro que tampoco Ramón Tejada que ha de culminar la temporada intentando la difícil misión de llevar al Sevilla Atlético, otra vez, a la división de plata de nuestro fútbol; tampoco el futuro técnico, sea quien sea, con el que esta noche mismo deberían haberse culminado las conversaciones. Finalizada la temporada de Francisco Javier López Alfaro, el ursaonense debe ser el llamado a arreglar este desaguisado en el que, entre todos, unos por acción y otros por omisión -mea culpa- hemos convertido un club al que se le removieron los cimientos cuando se comenzó a segar la yerba bajo los pies a un Entrenador -así con mayúsculas- mientras se entretenía en cosechar los mejores números de la centenaria historia sevillista. Sólo el alargue de aquel partido frente al Xerez C.D., y que supuso su destitución, le sitúa por centésimas por debajo del también recordado técnico que huyó, avaricioso él, a embolsarse la libra esterlina mientras dejaba tirado a un equipo (8 puntos en 7 partidos) hundido física y anímicamente. De aquellos polvos, estos lodos:
Que quieres que te diga Paco.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en todo los aspectos que comentas, pero no se yo si para estos dos partidos, tal movimiento sismico pudiera ser beneficioso.
Creo que no, pero nunca se sabe.
Que esto se acabe ya y que Manzano se vaya por donde vino.
Un fuerte abrazo Paco.
Paco yo también creo que ya se está tardando en talar el manzano seco que hay plantado en el banquillo y colocar aunque sea un arbolito de navidad de esos de plástico,son ahora los jugadores los que tienen esto en sus manos,bueno ahora y siempre,pero yo talaria el arbol hoy mismo ¿para que seguir torturando a esta afición por mas tiempo?
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