lunes, 16 de mayo de 2011

Porque todo sigue (Por Fernando Romero)


El aire propio de las noches de verano invadía Nervión, los focos apagados, la grada vacía, y en el césped, destellos de una batalla librada a la que todavía le faltan hazañas por contar…

En la tarde de ayer, el equipo de Sevilla colgaba las botas de títulos y dejaba para la memoria más joven historias que seguirán asombrando a niños y mayores. Un ciclo que termina, dicen algunos, o que ya estaba muerto y al que se ha ido reanimando con destellos de goles, estrategia y fútbol, en un intento desesperado por evitar su expiración.

Aquella esquela, esperada por muchos, no es sino un símbolo del purgatorio sufrido y de las tentativas de fracasos anunciadas cual profeta… pobre de aquellos que muestran las heridas de sus carnes en la lucha por vencerle y se consuelan con la satisfacción de saber que la guerra terminó.

En los ciclos… todo vuelve… y en esta afición… eso no se antoja lejos.

Se dice hablar de temporada nefasta, desvergonzada, que nació como niño débil… sabiéndose su final… mal juego, escaso botín, destituciones, baja forma, ningún carácter, poca atención, desestructurado, sin chispa… sólo aquella anhelada por los cuervos para prenderla, mientras rezaban para que la lluvia no llegase.

Los bomberos más experimentados dicen que la ceniza viva es el enemigo temido y más difícil de batir… y aquí estamos Sevilla… arriba, en Europa otra vez, con la esperanza de volver a encontrarte, sabiendo que la brisa estival reavivará la ilusión roja y blanca mezclándose con un corazón carmesí, alumbrando la nueva etapa de éxitos que insiste en no recordar tiempos mejores.

Volveremos a ver nuevos jugadores y a despedir a nuestros futbolistas, volveremos a cantar a sola voz y a silbar la actitud de profesionales, volveremos a viajar y a desistir por el camino, volveremos a reír y a llorar desconsolados, volveremos para halagar a los que visten la camiseta y a las críticas y sinrazones de su mala suerte, volveremos sacando pecho y con la cabeza gacha… volveremos Sevilla… el ciclo de ida se prevé corto, el de vuelta… que dure cien años más.

Comienza la resurrección… sólo su afición lo sabe; actúa de sepulcro, de escudo para la gestación de una temporada cargada de nuevas experiencias, de nuevos sentimientos, de nuevas generaciones, de nuevos recuerdos por los que se fueron, de nuevas envidias despertadas, de nuevas banderas, de nuevos goles, de nuevo fútbol, de un nuevo equipo que luchará. Sevilla estate tranquila, dormida, sin preocupaciones malintencionadas, sin sustos de última hora, Sevilla, mira arriba porque aquí… todo sigue.


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