Ganar, ganar o ganar y, si no puede ser, empatar. Esa es la filosofía, la única verdad, el imperativo del fútbol. Una vez conseguido ello -y siendo importante, que lo es- viene lo secundario, aquello a lo que tanta gente, increíblemente, antepone a lo primero: el tan "ansiado" jogo bonito.
Tras la debacle europea del comienzo de temporada (tres derrotas en otros tantos encuentros, dos de ellos en casa) tocaba levantarse. Y nos levantamos como lo hacen los poderosos, sin historias, sin aspavientos, yendo a lo práctico desde el pitido inicial: control y pase, ofrecimiento y pared, mientras se pudo; también paciencia y sufrimiento cuando tocó. Faltó, es cierto, esa velocidad de movimientos que hace del fútbol algo tan atractivo y, sobretodo, práctico, pero, en su ausencia, relucieron otras virtudes tan importantes o más que, asimismo, lo adornan: vergüenza, orgullo, presencia, casta y coraje.
Dispuso Antonio Álvarez -¡qué cosas!- once jugadores sobre el terreno de juego. Aplacemos ya lo del manido sistema:
Muy bien, otra vez, Palop, sin mucho trabajo pero resolviendo notablemente los pocos acercamientos malagueños, sobretodo con dos paradones antológicos, uno en cada tiempo; creciendo partido a partido, Dabo, jugador que, una vez asentado, acabará convirtiéndose en otra perla sevillista; muy bien -el mejor- Martín Cáceres, no sólo por su gol sino por un carácter, el suyo, que debe auparlo al liderazgo de un grupo tan necesitado de ello; recuperando certidumbres en el lateral izquierdo que ya es bastante, Fernando Navarro; Zokora, como siempre, disputando cada balón, cada metro del terreno de juego; de Guarente hay que esperar más, aunque hoy queda para el recuerdo su centro -al estilo Dragutinovic- que supuso el gol de la victoria conseguido por Cáceres; anduvo algo perdido, desubicado Cigarini, llamado a convertirse en el catalizador del juego sevillista; bien Alfaro, sobretodo en los medios, lejos de la banda, lo que le permitió empatar el partido en una espectacular jugada por la izquierda con centro de un Perotti -grandioso- que se acabó convirtiendo en una pesadilla para Jesús Gámez; a destacar la recobrada aptitud -sobretodo en la fase final del encuentro- y la actitud de un Negredo que nunca debió echarse en falta. Baste recordar una gran jugada que él solito se guisa y se come por la banda izquierda, con vaselina incluida que acaba estrellándose en la cruceta de de la meta defendida por Galatto. Acosta, Romaric y Kanouté, aunque con pocos minutos, estuvieron en la línea de sus compañeros.
Se trataba de ganar y se consiguió, aunque se echó en falta la oportunidad de haber cerrado mucho antes el partido. Es cierto que el rival apenas mostró posibilidad alguna de arrebatarnos los tres puntos, pero la historia del fútbol está llena de injusticias en ese sentido, sin obviar el lamentable arbitraje de un Delgado Ferreiro que -además de cebarse con las tarjetas amarillas sobre jugadores sevillistas- se tragó un clarísimo penalti en el área malagueña tras manos flagrantes de un defensor en un gran remate de cabeza de Cáceres.
Lo dicho, tres puntos a la buchaca, a seguir sumando que ya habrá tiempo de debatir sobre sistemas y otras estulticias. A ver si aprendemos de una vez.
FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO
Málaga C.F. 1 - Sevilla F.C. 2
Málaga C.F.: Galatto; Gámez, Kris, Weligton, Mtiliga; Fernando (Edinho, m.81), Eliseu, Apoño (Sandro, m.70), Juanmi (Luque, m.61), Quincy y Rondón.
Sevilla F.C.: Palop, Dabo, Escudé, Cáceres, Fernando Navarro; Alfaro (Acosta, m.65), Zokora, Cigarini (Romaric, m.82), Perotti, Guarente y Negredo (Kanouté, m.88).
Goles: 1-0, M.14: Rondón. 1-1, M.19: Alfaro. 1-2, M.45+: Martín Cáceres.
Árbitro: El vasco Delgado Ferreiro. Lamentable actuación. Dejó sin sancionar un claro penalti en el área malaguista y amonestó sin criterio alguno a cinco jugadores sevillistas: Cigarini (m.31), Escudé (m.48), Dabo (m.59), Perotti (m.69), Acosta (m.77) y Romaric, (m.85); y al malagueño Jesús Gámez (m.52).
Incidencias: Partido correspondiente a la 3ª jornada de Liga disputado en La Rosaleda ante 25.000 espectadores en noche calurosa. Terreno de juego en regulares condiciones.
No hay otra Paco.
ResponderEliminarGanar. Lo demas vendra por añadidura.
Las victorias daran la confianza necesaria para afrontar los partidos y de paso que esta plantilla y su tecnico se convenzan que hay equipo para mucho más de lo que hasta ahora nos han ofrecido.
Un fuerte abrazo
Desde luego ganar, ganar y ganar, esta noche al menos dormiremos bien.
ResponderEliminarUn saludo
Eso es, Juan Angel, Mayte: ganar, ganar y ganar.
ResponderEliminarA ver si, entre todos, convertimos ese verbo en el objetivo prioritario.
Ah, por cierto Mayte, quedas disculpada de tu lapsus del viernes en la radio.
Un abrazo para los dos.
Al final de temporada nos acordaremos de estos 7 puntos, aún conseguidos sin brillar.
ResponderEliminarHola
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